martes, 14 de enero de 2014

JUAN GELMAN se fue. Cuando muere un poeta, los libros del planeta cierran sus hojas...

Puente Cubano al mundo quiere hoy homenajear a Juan Gelman, que falleció el 14 de Enero de 2014 a los 83 años de edad.


Que mejor manera de hacerlo que con sus propias palabras?

Autobiografía gelmaniana
(Extractos de entrevistas)

El único argentino de la familia soy yo. Mis padres y mis dos hermanos eran ucranianos. Emigraron en 1928. Mi padre era un social revolucionario que había participado en la revolución de 1905. Decidió ir a Buenos Aires en 1912, escapando del servicio militar. Vivió en la capital argentina hasta que regresó a su tierra de origen, en los inicios de la revolución rusa. Volvió esperanzado porque eran momentos de cierto pluralismo. Como todo mundo sabe, los espacios se fueron cerrando. Él era obrero ferroviario, carpintero. En 1928 volvió a Buenos Aires con mi madre y mis dos hermanos mayores. Ahí siguió de carpintero y luego de pequeño comerciante. Mi padre era uno de esos obreros de la Rusia revolucionaria que sabía de todo: economía, historia, ciencias políticas. Lo que ahora se llamaría un tipo culto. Mi madre... amaba la música, nos hacía estudiar piano.
No recuerdo cuál fue el primer poema que escribí, pero si cuál fue el primero que publiqué.
Desde los ocho años o tal vez antes, leía mucha poesía. La poesía era como una hipnosis; me atraían los sonidos por un lado, y por el otro el misterio de algunas palabras incomprensibles... Boris, mi hermano,  leía mucho. Fui saqueándole a mansalva la biblioteca. Tenía, él también, algunos libros en ruso. Tenía once años. Yo leía esa revista (se refiere a Rojo y Negro) cada vez que me caía en las manos porque tenía unos cuentos de aventuras buenísimos. En cada número traía una sección de filatelia y otra de espontáneos. Muchas veces traté de sobornarlos mandándoles cincuenta, estampillas pero me rechazaban el poema. Hasta que una vez, por fin, me publicaron. Era, por supuesto, un poema de amor imposible...
A los quince me metí en la Juventud Comunista. Era tiempo de Perón, y la barra se dividió en dos: estaban los peronistas y estábamos los "democráticos". Era curioso, por momentos llegábamos a no hablarnos. ¡Quince años y ya con rivales ideológicos!
Cuando se produce la ruptura URSS-China, había una discusión: yo era el corresponsal de la agencia china en el país y la dirección del PC quería que yo largara. No entendía: para mi China seguía siendo una revolución, aunque no estuvieran alineados con la Unión Soviética. Yo no discutía la cuestión internacional, discutía la línea política nacional.
Me fui del partido en mayo de 1964. Un mes después, el secretariado general decidió expulsarme. No tenía pensado militar en otro lugar. Después, claro, se produjo la muerte del Che Guevara, la derrota en Bolivia, y decidí entrar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, las FAR. Y al poco tiempo se produjo la fusión con otras entidades guerrilleras. Creía en una revolución en el país. Una revolución no sé si posible, pero indudablemente necesaria. Una revolución que por 1973 me parecía al alcance de la mano.
Por ese entonces, Paco Urondo y yo teníamos la misma edad: 42, años. Rodolfo Walsh era un poco mayor que nosotros.  La organización Montoneros nunca tuvo una ideología unificada. Convivían muchos matices, muchas posiciones. Rodolfo era un tipo de una claridad y una lucidez muy grandes, convivíamos todos: literaria e ideológicamente.
Todos teníamos muchos proyectos literarios. Sólo tuve contacto con Galimberti o con Firmenich recién en el exterior. Y en el exterior se tiene un tipo de praxis muy diferente. En el país, el referente es inmediato, y una equivocación se nota enseguida. Pero eso no impidió que rompiera con Montoneros. Para mí era necesario hacerlo.
Viví la vuelta a la democracia desde París con muchas ganas. Estaba preparando la valija cuando un amigo me llamó para decir que no volviera, ya que el juez Pons tenía abierto un proceso contra mí. Si volvía, me encanaban. Y me seguí quedando. Proceso, captura recomendada, prisión preventiva si llegaba al país. Tuvieron que pasar más de cuatro años para que pudiera volver. Lo que sí noté, después de tantos años de exilio, los cambios en el país. Y, por supuesto, mis propios cambios. Uno cambia de condición en el exilio.
En el destierro me pasé cinco años sin poder escribir. El impacto del cambio fue muy grande. En el 79 empecé a escribir Si dulcemente, los poemas que están en Hechos y relaciones.
La nostalgia de un país no es la nostalgia de los lugares que existen, no, las calles. Esos lugares físicos están llenos de la historia personal. La nostalgia del país en el exilio son muchas cosas.
El regreso fue., en mi caso, el reencuentro con muchos vacíos, y es así como la memoria regresa a sus vacíos, y también el encuentro con presencias inesperadas: la presencia del temor, pero a la vez memoria de lo que pasó y olvido de lo que pasó. Mi exilio terminó. No tengo ningún problema de tipo administrativo, judicial o policial para volver. El hecho de vivir en México es una elección. 


Ganador de innumerables y grandes premios literarios como el Cervantes, el Boris Vian y el Pablo Neruda, el escritor sufrió la desaparición de su hija Nora Eva, de su hijo Marcelo Ariel y de su nuera María Claudia Iruretagoyena. El 7 de enero de 1990 el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó los restos de su hijo Marcelo, La autopsia determinó también que había sido a sesinado de un tiro en la nuca.
En 1998, Gelman descubrió que su hija había sido trasladada a Uruguay a través del denominado Plan Cóndor, que vinculaba a las dictaduras sudamericanas y Estados Unidos, y que había sido mantenida con vida al menos hasta dar a luz a una niña en el Hospital Militar de Montevideo.A raíz de ello, comenzó una incansable lucha donde exigió la colaboración de los estados argentino y uruguayo en la investigación con el fin de hallar a su nieta. En el año 2000, al mes de asumir el nuevo presidente de Uruguay, Jorge Batlle, la nieta de Gelman, de nombre Andrea  fue encontrada y Gelman pudo reunirse con ella. Luego de verificar su identidad, la joven decidió tomar los apellidos de sus verdaderos padres, para llamarse María Macarena Gelman García.
Juan Gelman: la poesía es de todos...

54 comentarios:

la Tucu dijo...

Recordarlo con sus poesías es la propuesta...

El pacto

Cuando nadaba en dulce oscuridad, nada sabía del pacto de nacer.
La vida es, ciertamente, una de sus cláusulas. También la muerte y el dolor,
el amor, la alegría, el mero padecer, y el daño que hacemos, el
daño que nos hacen, el espejo celeste donde miramos nuestro estar
sobre la tierra. a ella nos ata la cadena que se balancea sobre todos los
abismos del mismo abismo: ser.
¿cuándo es delicia este yugo? ¿o deleite, dejamiento de sí, profunda
sangre? ¿cuándo es cosmos mi pedacito de papel, tan escrito y tachado
por todos y por mi? ¿qué dice el libro humano? ¿en qué balanza
pesan esas tintas? ¿las palabras del puro comenzar?
la vida es acto que conoce y cada acto, introducción al otro no saber.
la inteligencia y el instinto encienden fuegos en la noche. pero es
del infinito que estamos exiliados.
así, en tu secreto, crece el árbol que sueña el sueño donde un gallo,
una piedra y la tristeza miran al mundo entero y lo ponen en la boca
de un niño para que el sol beba.
.

Mimí dijo...

Tucu: no hay entrada que pueda abarcar la grandeza de un tipo como Juan, pero la presente tiene una frase fantástica: "Cuando muere un poeta, los libros del planeta cierran sus hojas".

Extrañaré la presencia melancólica de ese hombre.

Sentado al borde de una silla desfondada. (Mi Buenos Aires querido)




Sentado al borde de una silla desfondada
mareado loco, casi vivo
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací.

Hay que atraparlos
también aqui nacieron dulces hijos mios
que entre tanto hastio te endulzan bellamente
hay que aprender a resistir.

Ni a irse ni a quedarse
solo a resistir
aunque seguro que habrá
más penas y olvidos.

Patricia Moda dijo...

gracias, Tucu, por traer semejante hombre! es tal cual como dice Mimí.

Y esa frase que pusiste de título es magnífica!

Patricia Moda dijo...

Traigo 2 poesías q me gustaron mucho, y que pusieron en Segunda Cita.

Epitafio

Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.

Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.

¡Digo que el hombre debe serlo!

Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.

Patricia Moda dijo...

Cada día
me acerco más a mi esqueleto.
Se está asomando con razón.
Lo metí en buenas y en feas sin preguntarle nada,
él siempre preguntándome, sin ver
cómo era la dicha o la desdicha,
sin quejarse, sin
distancias efímeras de mí.
Ahora que otea casi
el aire alrededor,
qué pensará la clavícula rota,
joya espléndida, rodillas
que arrastré sobre piedras
entre perdones falsos, etcétera.
Esqueleto saqueado, pronto
no estorbará tu vista ninguna veleidad.
Aguantarás el universo desnudo.

Juan Gelman
La Condesa DF
28 de octubre de 2013

Patricia Moda dijo...

"Sólo quien, desde el dolor, ha escrito con verdadero goce puede dar a sus lectores un gozo semejante", dijo Gelman en su discurso al recibir el Cervantes en el 2007.

Argentina decreta tres días de duelo por muerte del galardonado poeta Juan Gelman

la Tucu dijo...

Pasada muy veloz, dejando esto que como otras cosas de el me estremece

Arte poética

Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío,
como un amo implacable
me obliga a trabajar de día, de noche,
con dolor, con amor,
bajo la lluvia, en la catástrofe,
cuando se abren los brazos de la ternura o del alma,
cuando la enfermedad hunde las manos.

A este oficio me obligan los dolores ajenos,
las lágrimas, los pañuelos saludadores,
las promesas en medio del otoño o del fuego,
los besos del encuentro, los besos del adiós,
todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre.

Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos,
rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte.

De: Velorio del solo

Mimí dijo...

2Juan Gelman, el gran poeta argentino, uno de los mayores que el mundo tiene hoy, busca, desde hace años, a su nieto nacido en 1976, en Montevideo, adonde los esbirros de la dictadura militar, en una operación más del Plan Cóndor, transportaron a la madre embarazada. El padre de ese niño o de esa niña apareció muerto en Argentina, asesinado, con un tiro en la nuca. De la madre nada se sabe, su rastro se pierde en un centro de detención de Montevideo, capital del país del que el doctor Julio María Sanguinetti es presidente. Si está vivo, el nieto de Juan Gelman tiene hoy 23 años. ¿Dónde se encuentra?"

José Saramago – Carta abierta al doctor J.M. Sanguinetti

Patricia Moda dijo...

Mimí, encontró a la nieta Juan Gelman.

"En 2000, al mes de asumir el nuevo presidente de Uruguay, Jorge Batlle, la nieta de Gelman, de nombre Andrea (Andreíta la menciona el poeta en varios poemas) fue encontrada10 y Gelman pudo reunirse con ella.11 Luego de verificar su identidad, la joven decidió tomar los apellidos de sus verdaderos padres, para llamarse María Macarena Gelman García."

Y María Macarena voló a México para su entierro.

Patricia Moda dijo...

A quienes nunca encontraron es a su hija y a su cuñada.

A su cuñada, la madre de María Macarena, la buscó un montón pero nunca pudo saber su paradero.

Solo encontraron al hijo en el 90, en el río San Fernando, dentro de un tambor de grasa lleno de cemento, y es ahí donde se estableció que lo mataron de un tiro en la nuca.

Sergio dijo...

Causa dolor saber de la muerte de un caballero como Juan Gelman. Que en paz descanse.

Patricia Moda dijo...

Comentario I
(Santa teresa)

querido amor que partís como un pájaro
acostado sobre los horizontes
¿estará bien darnos todos al todo/sin
ser parte de nada/ni siquiera del vuelo que

te lleva?/¿piensan hermanas y hermanos
que rodeando se puede llegar/o
partiendo y quedándose a la vez se llega
a la unidad buscada como manjar celeste?

o sea/dura es la vida o esta
salud que cavo para encontrarte como luz!
o palabra/ramita donde te poses como
la mano tuya sobre mi corazón

Patricia Moda dijo...

Límites

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed,
hasta aquí el agua?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire,
hasta aquí el fuego?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor,
hasta aquí el odio?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre,
hasta aquí no?

Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas.
Sangran.

Mimí dijo...

Lo sé Pato, sé que encontró a su nieta. Esa carta es de Saramago a Sanguinetti en el momento que era presidente del Uruguay, y Gelman aún buscaba a su nieta. Por venir esas palabras de Saramago es que las publiqué.

Comenté en Segunda Cita que por radio escuché a Osvaldo Bayer hablando de su amigo recién fallecido. Me quedé con un sabor amargo, porque lo escuché muy viejito, incluso excusándose por no poder recordar el nombre de otro escritor, dice que ya le está fallando la memoria.

Luego vengo con alguna otra cosita de Gelman, pero quería pasar a saludarlos...

Lien dijo...

Caramba, caramba... tanto extrañar mi Puente y volver en una entrada así... Gelman fue tanto para mí que no imaginan!!!!!

Gelman es de mis monstruos sagrados... de aquellos que me hicieron adolecer una adolescencia extraña, rica, trocadora, eterna!!!... él fue de los que hizo eterna la adolescencia en mí... es uno de mis grandes CULPABLES!!!!!!!!...

Esos límites... ese pacto... ese esqueleto... han pasado años de no releerlos y no hace falta... los leo ahora y puedo ir recitándolos en mi memoria verso a verso!!!!.. y vienen cargados de aquellos olores... de aquellos sabores... de aquellos colores!!!
Y cuando llegó el momento de saber de su vida y supe de ese exilio, de esos dolores perros, de esos desgarramientos... cuando tuve que “cazar y casar” la palabra del hombre con su hacer y su dolor... fue de los que resistió la prueba y de qué manera!!!!...

Otra muestra más de cómo hay hombres capaces de trocar el sufrimiento más horrible en esa sustancia vital: en poesía!!!!!....

Es de los que cuesta elegir entre una y otra palabra de las que escribió... pero imagino que tendremos que hacerlo... será por mero azar o por la manera en que alguna pueda habernos “tocado” alguna vez...

Repito que nunca nadie ha poetizado a mi Fidel como él lo hizo... nadie lo ha humanizado así... comienzo entonces acercando esa, conocida, sí, pero imprescindible!!!!...

Lien dijo...

Fidel

dirán exactamente de fidel
gran conductor el que incendió la historia etcétera
pero el pueblo lo llama el caballo y es cierto
fidel montó sobre fidel un día
se lanzó de cabeza contra el dolor contra la muerte
pero más todavía contra el polvo del alma
la Historia parlará de sus hechos gloriosos
prefiero recordarlo en el rincón del día
en que miró su tierra y dijo soy la tierra
en que miró su pueblo y dijo soy el pueblo
y abolió sus dolores sus sombras sus olvidos
y solo contra el mundo levantó en una estaca
su propio corazón el único que tuvo
lo desplegó en el aire como una gran bandera
como un fuego encendido contra la noche oscura
como un golpe de amor en la cara del miedo
como un hombre que entra temblando en el amor
alzó su corazón lo agitaba en el aire
lo daba de comer de beber de encender
fidel es un país
yo lo vi con oleajes de rostros en su rostro
la Historia arreglará sus cuentas allá ella
pero lo vi cuando subía gente por sus hubiéramos
buenas noches Historia agranda tus portones
entramos con fidel con el caballo

Lien dijo...

Y mi otra infaltable... qué monstruosidad de poema!!!!!!!!!!:

Ausencia de amor

Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.

Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobre cristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.

Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he esperado.
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.

Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.

Lien dijo...

Y otra más...

Costumbres

no es para quedarnos en casa que hacemos una casa
no es para quedarnos en el amor que amamos
y no morimos para morir
tenemos sed y
paciencias de animal

Lien dijo...

Lo dicho, lo dicho... que no puedo elegir... qué de esta otra!!!

El juego en que andamos

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

Lien dijo...

Me podrán disculpar???

Opiniones

Un hombre deseaba violentamente a una mujer,
a unas cuantas personas no les parecía bien,
un hombre deseaba locamente volar,
a unas cuantas personas les parecía mal,
un hombre deseaba ardientemente la Revolución
y contra la opinión de la gendarmería
trepó sobre muros secos de lo debido,
abrió el pecho y sacándose
los alrededores de su corazón,
agitaba violentamente a una mujer,
volaba locamente por el techo del mundo
y los pueblos ardían, las banderas.

Lien dijo...

Un detalle... Gelman fue el que me enamoró del hablar argentino... de esas agudas rebeldes... en sus poemás de hacé y decí... me enamoro sin remedio!!!!...

Y me acercó, como Martí, a la dolencia de un exilio que me aterra!!!

En esta pequeñita el exilio en agudas argentinas!!!!:


La puerta

abrí la puerta/amor mío
levantá/abrí la puerta
tengo el alma pegada al paladar
temblando de terror

el jabalí del monte me pisoteó
el asno salvaje me persiguió
en esta media noche del exilio
soy yo mismo una bestia

Lien dijo...

Ya paro, ya doy tregua... tantas más me vienen a la mente!!!... repiqueteándome desde allá... desde aquella hierba verde donde me tendía a vivir!!!!... esa hierba que se me antojaba una página más de aquellos libros!!!!

Pienso que la frase bien podía decir: cuando un poeta muere el planeta cierra sus hojas!!!!!

Los dejo con esta que me dicta aquella hierba...

Poco se sabe

Yo no sabía que
no tenerte podía ser dulce como
nombrarte para que vengas aunque
no vengas y no haya sino
tu ausencia tan
dura como el golpe que
me di en la cara pensando en vos

Lien dijo...

Y chicas.. gelman duele... pero ustedes curan...

Ya les dije cuanto las quiero y las extraño!!!!???... ah.. si yi fuera Gelman ahora mismo para poder decírselo como quisiera!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Lien dijo...

Ahora las leí con calma... ese poema Cada día... no lo conocía... es como un despedirse.. como un irse apagando!!!!... de qué poemario es!!!???

Me encantó; Tucu, que él mismo contara su historia de militancia... me ha "tocado" y mucho!!!

Lien dijo...

Alabaoooooooooooooooo.. ya veo!!!.. del 2013... de octubre... pero eso es casi un Testamento!!!!!!!!!!!!!!!!!!... qué tremendo!!!!!!!!!!!!!

Yo había leído a la carrera y pensaba que era una cortita muy linda que habla de los muertos esqueletos que sostienen la paz, lo cotidiano... o algo así... la busco y no la encuentro... pero la recuerdo mucho!!!!!!!!.... hace tanto tiempo... mi dio que hablo ya de más de 20 años!!!!!

la Tucu dijo...

Guajira: pasada rápida pero que hermosuras que trajiste!! En que andamos es increíble, me maravilla las palabras con que puede expresar sus sentimientos...

Mimí dijo...

Pasé sin tiempo a leer, y me encuentro a Lien..., caramba, necesitaré sentarme tranquila por la noche, para disfrutar tanta palabra cargada de sentimiento.

Gracias Liency!

Lien dijo...

Otra rafaguita antes de partir de aquellas poemas "Gelmíos" de aquella edad!!!!!!!!

Una mujer y un hombre llevados por la vida...

Una mujer y un hombre llevados por la vida,
una mujer y un hombre cara a cara
habitan en la noche, desbordan por sus manos,
se oyen subir libres en la sombra,
sus cabezas descansan en una bella infancia
que ellos crearon juntos, plena de sol, de luz,
una mujer y un hombre atados por sus labios
llenan la noche lenta con toda su memoria,
una mujer y un hombre más bellos en el otro
ocupan su lugar en la tierra.

Lien dijo...

Y esta, claro, del Otoño!!!!!!!!!!!...

Presencia del otoño

Debí decir te amo.
Pero estaba el otoño haciendo señas,
clavándome sus puertas en el alma.

Amada, tú, recíbelo.
Vete por él, transporta tu dulzura
por su dulzura madre.
Vete por él, por él, otoño duro,
otoño suave en quien reclino mi aire.

Vete por él, amada.
No soy yo él que te ama este minuto.
Es él en mí, su invento.
Un lento asesinato de ternura.

Lien dijo...

Fábricas del amor

Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner dulzura en tu saliva.
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes de oír un solo sonido de tu alma.


Ya!!!.. me fui... por hoyyyyyyyyy

la Tucu dijo...

Para mañana de domingo....el poeta contando su oficio poéticamente claro

Oficio
Cuando al entrar el verso me disloco
o no cabe un adverbio y se me quiebra
toda la música, la forma mira
con su monstruoso rostro de abortado,
me duele el aire, sufro el sustantivo,
pienso qué bueno andar bajo los arboles
o ser picapedrero o ser gorrión
y preocuparse por el nido y la
gorriona y los pichones, sí, qué bueno,
quién me manda meterme, endecasílabo,
a cantar, quién me manda
agarrarme el cerebro con las manos,
el corazón con verbos, la camisa
a dos puntas y exprimirme,
quién me manda, te digo, siendo juan,
un juan tan simple con sus pantalones,
sus amigotes, su trabajo y su
condenada costumbre de estar vivo,
quién me manda andar grávido de frases,
calzar sombrero imaginario, ir
a esperar una rima en esa esquina
como un novio puntual y desdichado,
quién me manda pelear con la gramática,
maldecirme de noche, rechinar
fieramente, negarme,, renegar,
gemir, llorar, qué bueno está el gorrión
con su gorriona, sus pichones y
su nido, su capricho de ser gris,

o ser picapedrero, óigame amigo,
cambio sueños y música y versos
por una pica, pala y carretilla.
Con una condición:
déjeme un poco
de este maldito gozo de cantar.

Mimí dijo...

Chicas, qué lindo leerlas, y leer a Gelman.

Les traigo una historia hermosa:

"Los dueños de casa tuvieron que salir a trabajar, aquel día caluroso de aquel casi verano de 1958, y el joven visitante permaneció alojado en el departamento que sus anfitriones alquilaban, en la calle Granaderos, en la capital de Mendoza. Caminó, comió, paseó por el barrio, escribió, conversó. Estaba por demás agradecido: había llegado al Oeste como parte de su trabajo político en el PC, buscando contactos con cuadros universitarios. Y los amigos se contaban con los dedos. ¿Brindó por la victoria final cuando brindó con sus nuevos amigos, Perla y Dante, de 28 y 22 años? Ne, que tenía 15 y compartió aquellas horas, dice que sus bigotes impresionaban. Antes de irse, sintiéndose en desventaja, escribió en su cuaderno un poema, que regaló casi que con vergüenza. Pero, ¿qué otra cosa puede regalar un poeta pobre a los amigos cordiales? Ese poema se llama “El oso verde”, y está dedicado a Carlos Federico, aquel bebé recién nacido que era el cuarto habitante de la casa: “El osito verde que siempre se pierde, yo le hago chas chas y él se pierde más. Oso que se pierde, ¿a dónde te vas? A un país muy verde donde no hay chas chas”. Perla y Dante eran mis padres, Ne mi hermana, yo soy Carlos Federico y el poeta que regalaba tesoros a los amigos se llamaba Juan Gelman."

(Carlos Polimeni, escritor y periodista)

Mimí dijo...

Griselda Gambaro
Escritora

"Esta especie de catástrofe que uno tiene que esperar a cierta edad y que igualmente resulta de una dimensión inverosímil, en este caso se lamenta doblemente, porque Gelman era un renovador del lenguaje. Y, como decía el filósofo Gilles Deleuze, los grandes escritores son los que encuentran la lengua extranjera en la propia lengua."

Rolo Diez
Escritor

"Vuelvo del velorio de Juan Gelman con el asombro inquietante de haberme despedido de un amigo al que la muerte, al ocuparlo, ha convertido en un maniquí. Un trozo de materia del que se han borrado la sonrisa amable y el humor.
Nada especial y nada no sabido: la ingenuidad es puesta a prueba al confrontarse con el misterio de la muerte.
Vivimos en la misma calle, a una cuadra su departamento del nuestro. Compartimos cenas navideñas, whisky, cigarrillos y conversación, y muchas veces nos encontramos y nos paramos a conversar, yendo y viniendo al mismo supermercado. Una vez le mostré el epígrafe de mi novela Paso del tigre, que dice “Yo nunca escribí libros, Juan Gelman”, y él quiso saber si ese texto era nuevo, posterior y vinculado a la amistad de matrimonios que habíamos forjado (Juan Gelman / Mara Lamadrid-Myriam Laurini / Rolo Diez), y supo que no, que yo era admirador suyo desde los tiempos de Gotán.
A veces inventábamos diálogos farsescos. Una de las últimas veces que lo vi me sorprendió verlo caminar con bastón. Hasta entonces, el que había usado bastón era yo, por dos operaciones de rodilla. El caso fue que iba pasando cerca de su casa y lo veo bajar de un taxi y hacer esfuerzos para caminar con el bastón. Cuando nos juntamos estaba en el umbral de su edificio y una señora le decía: “¿Lo ayudo?”. Después vino el siguiente diálogo:
–¡Juan… me estás imitando!
–Es que vi tu estilo con el bastón y pensé en imitarlo.
–¿Qué te pasó?
–Nada… un esguince.
–No te preocupes, son cosas del fútbol.
–Sí, pero ya había metido dos goles.
En ese momento, miré a la señora, que parecía no poder creer que estuviera escuchando lo que estaba escuchando. Me despedí rápidamente y seguí mi camino.
Así era Juan: un hombre con gran sentido del humor.
La siguiente vez que lo encontré, me dijo que le habían descubierto un incipiente cáncer de vejiga y lo habían operado. La operación era el tratamiento y ya estaba bien. Ni el bastón necesitaba.
Últimamente, dejé de verlo. Pensé que a sus 83 años estaba saliendo menos a la calle, y ayer me avisaron que había muerto.
Los periodistas, que se las saben todas, me entrevistaron antes de entrar en la funeraria. Dije verdades obvias, que repito acá: La muerte de Juan Gelman es una gran pérdida para Argentina, para México y para la humanidad. Perdemos a uno de los mejores poetas de América y a un luchador infatigable. El muchacho de Villa Crespo nunca buscó la fama, pero la fama lo eligió para convertirlo en referente insustituible –de los insustituibles de que hablaba Bertolt Brecht– de la maravillosa poesía y de la lucha por la justicia, los derechos humanos y un mundo más habitable.
Juan Gelman quería mucho a México.
Una vez declaró que había sido un exiliado, pero que en ese momento era un hombre que había elegido a México para pasar aquí sus últimos años.
Yo esperaba que la suerte le permitiera resistir unos años más, porque estaba convencido de que iba a recibir el Premio Nobel.
No se pudo, y ni modo. El Nobel es nada comparado con el cariño de dos pueblos y el respeto de un mundo que sabe, o debería saber, que hemos perdido a uno de los mejores que teníamos.
Chau, Juan. No te mueras nunca."

Mimí dijo...


Osvaldo Bayer
Escritor

"Gelman es el gran poeta de los argentinos: fue un luchador social, no el intelectual que se encierra en su torre, salió siempre a la calle a defender a los pobres, a los necesitados y lo pagó muy caro. Pocas veces he reaccionado así a la muerte de un ser querido. Era mi mejor amigo, un hermano. La última vez que hablamos por teléfono, hace ocho días, lo escuché muy bien. Al parecer tenía leucemia, pero nunca me lo dijo."

Jorge Boccanera
Escritor

"Se fue un poeta fuera de serie y un maestro de la vida que nunca bajó los brazos, que supo interpelar a fondo la realidad y los sueños con gran hondura humana. Es un referente. La suya es una de las propuestas poéticas más originales, intensas, reveladoras y cuestionadoras de los últimos tiempos, una especie de Guernica hablado que, aun frente a los reveses, respira deseo."

la Tucu dijo...

mas testimonios a su vida y obra:


Por Silvina Friera
“Ha muerto un hombre y están juntando su sangre en cucharitas,/ querido juan, has muerto finalmente./De nada te valieron tus pedazos/mojados en ternura./ Cómo ha sido posible/que te fueras por un agujerito/ y nadie haya ponido el dedo/ para que te quedaras.” La tristeza es enorme, infinita, insoportable. La lengua castellana está de riguroso luto. Ha muerto Juan Gelman, ayer, a los 83 años, en la ciudad de México, donde residía desde hace más de veinticinco años. Ha muerto el poeta que llevaba la poesía tatuada en los huesos. Ha muerto el más grande de los poetas argentinos, nuestro Premio Cervantes, el hombre que extremó el elástico del lenguaje y sus imposibilidades convirtiendo verbos en sustantivos y sustantivos en verbos para arañar la realidad que se escurre entre las manos. El poeta que mutaba para permanecer, refractario a las normas, al piloto automático o al funcionamiento aluvional de “la maquinita” expresiva, como prefería llamarla. Ha muerto el hombre que transformó las heridas en versos memorables –”la memoria es una cajita que revuelvo sin solución” o “el frío tiembla en puertas del pasado que vuelven a golpear”–; una voz indomable, tan cercana y querida, en la cornisa del susurro, con esa cadencia grave y profunda por donde flameaban siempre las chispas de una ironía elegante y juguetona.

Tercer hijo de una familia de inmigrantes ucranianos, Gelman nació en Buenos Aires el 3 de mayo de 1930. No sobraba dinero en esa familia, pero se ahorraba de a centavitos para ir al Colón una vez al año. Su hermano mayor, Boris, le recitaba versos de Pushkin en ruso. Lo llevaba a un rincón apartado y Gelman, a sus siete años, caía rendido por el ritmo y la musiquita de aquellas palabras que no entendía en absoluto. A los nueve años decidió escribir poemas a una vecina dos años mayor. Al principio le mandaba versos de Almafuerte, como si fueran propios, pero la indiferencia de la nena lo obligó a dar un paso más. La batalla no sería sencilla. Entonces probó escribir él mismo; tampoco obtuvo respuesta. Ella siguió por su camino; él se quedó con la poesía. Y sus lectores del mundo, claro, agradecidos de la reticencia de la vecinita. Todavía no había pegado el estirón cuando “el pibe taquito”, como era conocido en los potreros de Villa Crespo por el modo de empujar la pelota, publicó su primer poema en la revista Rojo y Negro. Tenía once años. Juan, niño precoz que aprendió a leer a los tres años, cursó la secundaria en el Nacional de Buenos Aires. Empezó a estudiar la carrera de Química, pero, como contó más de una vez, le interesaba “mucho más la poesía que la descomposición del átomo, los protones y los neutrones”. Probó varios trabajos, pero eligió el oficio de periodista para ganarse la vida. Lejos de despreciar la faena periodística, Gelman lo entendía como un género literario “que se escribe bien o se escribe mal”.

Su itinerario periodístico arrancó en Orientación, semanario del Partido Comunista Argentina (PCA), continuó en el diario La Hora hasta que en 1962 entró en Xinhua, la agencia china de noticias. En la revista Confirmado, a la que ingresó en 1966, se encargaba de la sección de libros. Después seguirían la sección internacional de Panorama y La Opinión (1971-1973), la revista Crisis (1973-1974) y la jefatura de redacción del diario Noticias (1974). Con el regreso de la democracia se sumó a Página/12, donde escribió desde su primer número (cubriendo el histórico juicio del criminal de guerra nazi Klaus Barbie) hasta la contratapa del último domingo.

la Tucu dijo...

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Juan agradecía los premios que fue recibiendo en los últimos años: el Premio Nacional de Poesía en Argentina (1997), el Premio Cervantes en 2007; los premios iberoamericanos de poesía Ramón López Velarde (2003), Pablo Neruda (2005) y el Reina Sofía (2005); y el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo (2000), entre otros. Sin dudas eran un estímulo y reconocimiento. “La poesía habla al ser humano no como ser hecho, sino por hacer, le descubre espacios interiores que ignoraba tener y que por eso no tenía –planteó en el discurso de aceptación del Reina Sofía–. Va a la realidad y la devuelve otra. Espera el milagro, pero sobre todo busca la materia que lo hace. Nombra lo que la esperaba oculto en el fondo de los tiempos y es memoria de lo no sucedido todavía. Sólo en lo desconocido canta la poesía. Ella acepta el espesor de la tragedia humana, pero no obedece al principio de realidad sino al orden del deseo. Choca contra los límites de la lengua y va más allá en el intento de responder al llamado de un amor que no cesa. Es un movimiento hacia el Otro, pasa de su misterio al misterio de todos y les ofrece rostros que duran la eternidad de un resplandor. Corrige la fealdad, es ajena al cálculo y da cobijo en sus tiendas de fuego. Se instala en la lengua como cuerpo y no la deja dormir.”

Cómo no evocar las palabras que pronunció cuando recibió el Cervantes, frente a los Reyes de España. “Es algo verdaderamente admirable, en estos tiempos mezquinos, tiempos de penuria, como los calificaba Holderlin, preguntándose: ¿para qué poetas? ¿Qué hubiera dicho hoy, en un mundo en el que cada tres segundos y medio un niño menor de cinco años muere de enfermedades curables, de hambre, de pobreza? Me pregunto cuántos habrán fallecido desde que comencé a decir estas palabras. Pero ahí está la poesía: de pie contra la muerte”. El poeta repasó el significado que tuvo leer a Santa Teresa y San Juan de la Cruz durante el exilio al que lo condenó la dictadura. “Su lectura desde otro lugar me reunió con lo que yo mismo sentía, es decir, la presencia ausente de lo amado, Dios para ellos, el país del que fui expulsado para mí. Y cuánta compañía de imposible me brindaron. Ese es un destino ‘que no es sino morir muchas veces’, comprobaba Teresa de Avila. Y yo moría muchas veces y más con cada noticia de un amigo o compañero asesinado o desaparecido que agrandaba la pérdida de lo amado”, confesó el autor de una obra descomunal compuesta por más de treinta títulos en la que cabe destacar Citas y comentarios (1982), Interrupciones II (1986), Carta a mi madre (1989), Salarios del impío (1993), Dibaxu (1994), Incompletamente (1997), Ni el flaco perdón de Dios/Hijos de desaparecidos, junto a su esposa Mara La Madrid (1997), Valer la pena (2001), País que fue será (2004) y Mundar (2007), entre otros.

la Tucu dijo...

La lengua de Juan fue la llama que encendió la temperatura la noche del lunes 26 de agosto pasado, en la Biblioteca Nacional, cuando el poeta presentó Hoy, 288 poemas en prosa que transitan el camino del duelo por la desaparición y asesinato de su hijo Marcelo, pero también dan cuenta del abismo insondable del mal en el mundo. El poeta leyó durante más de media hora. No volaba una mosca en la sala. Todos mudos ante versos que se pegan en los labios de la memoria: “La tierra pule huesos que el tiempo roba sin retorno”.


Definir su poesía como política –un malentendido generalizado– es reducir y etiquetar la obra de un poeta que ha demostrado, libro tras libro, la insensatez de enjaularlo cuando él se ha dedicado, con una obstinación pocas veces vista, a deshacer y rehacer los modos de poner en juego la lengua. “Cuando se habla de mi poesía como política pienso que el error está en pensar que vivo conectado a la realidad las 24 horas del día. No todo lo que sucede en el mundo me despierta la necesidad de escribir un poema. Como ciudadano, tengo compromisos y responsabilidades que no tienen que estar necesariamente en la poesía. La ideología de alguien forma parte de su subjetividad, pero no es toda su subjetividad –decía el poeta en una entrevista de Página/12–. No me afecta ni en un sentido ni en otro que digan que mi poesía es política. Lo que me importa es mi trabajo como poeta, no me preocupa lo que digan los demás, tienen todo el derecho a opinar. Pero francamente lo único que influye es la lectura de la poesía, y el trabajo de escribirla.” Todo lo que se escribe, advertía Juan, es un largo fracaso en el intento de conseguir atrapar a la poesía. “Si uno insiste en este oficio ardiente que es la poesía es porque espera la aparición del milagro, pero como decía Dylan Thomas lo milagroso de los milagros es que a veces se producen.”

“Me cavo para no encubrirte más con visiones de tu abrigo largo. Un parpadeo dura mucho cuando se aparta el ser de sí en vuelos sin rumor. Libre aún entre muros de cemento y cal viva/arrojado a que nunca fueras certidumbre”, se lee en uno de los poemas recientes que le dedicó a su hijo. El 7 de enero de 1990, el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó los restos de Marcelo, encontrados en un río de San Fernando dentro de un tambor de grasa lleno de cemento. Lo habían matado de un tiro en la nuca. En 1998 descubrió que su nuera había sido trasladada a Uruguay y que había sido mantenida con vida al menos hasta dar a luz a una niña en el Hospital Militar de Montevideo. A partir de ese momento lanzó una búsqueda incansable para hallar a su nieta, apoyado por escritores, artistas e intelectuales. En 2000 finalmente se reunió con su nieta María Macarena Gelman García. “¡Marcelo Gelman! ¡Presente!” El hijo del poeta, entre otras víctimas de la dictadura militar, sonó más vivo que nunca ese jueves 31 de marzo de 2011, cuando el Tribunal Oral Federal 1 juzgó a los represores del centro clandestino Automotores Orletti. Eduardo Cabanillas, el asesino de Marcelo, fue condenado a prisión perpetua. Juan decía que no sintió nada. Ni alegría, ni odio. Nada. Y se preguntó por qué. La respuesta está encadenada en los textos que integran Hoy, el último libro que publicó el año pasado. El poema “VIII” es el primero dedicado a su hijo: “¿Cuánta sangre cuesta/ ir de saber a contramano/ del olvido al horror/ de la injusticia a la justicia? ¿Hay que tocar los altares ardientes/ evitar la vergüenza/ la falta que preocupaba a Teognis/ interrupción del día? El beso del lazo se convierte en el lazo que el asesino ajusta. Desvío sin límite ni fondo ni virtud. La mismidad es un espejo roto en tercera persona y oigo tu mano dibujando un pájaro azul”.

la Tucu dijo...

En la década del ‘60 sus ideas se radicalizarían más a la izquierda y se alejaría del PC, partido que luego lo expulsó de sus filas. “Fue el momento de la Revolución cubana y un grupo de nosotros sostenía que ese hecho era una línea divisoria”, explicó. “Se hablaba de llegar al socialismo por la vía pacífica; nosotros vimos en Cuba otro tipo de posibilidades.” En 1967 se incorporó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y cuando FAR y Montoneros se fusionaron en una única organización, en 1975, Juan fue enviado al extranjero para denunciar públicamente la represión y la violación de la Triple A. Hay golpes en la vida, tan fuertes... se podría parafrasear a César Vallejo, uno de sus poetas preferidos. En 1976 secuestraron a sus hijos Nora Eva y Marcelo Ariel, junto a su nuera María Claudia Iruretagoyena, quien se encontraba embarazada de siete meses. Su hijo y su nuera desaparecieron, junto a su nieta nacida en cautiverio. La ruptura con Montoneros llegó cuando la conducción planteó “esa locura de la contraofensiva militar, que condujo a la muerte a las mayoría de la gente que participó en ella”. El poeta, por entonces ya exiliado, volvió clandestinamente al país en 1978, con el objetivo de que un puñado de periodistas pudiera ver lo que estaba pasando en Argentina, el terror de la dictadura cívico-militar. Durante siete años no escribió ni publicó. Regresaría al ruedo con Hechos y relaciones, texto en donde emerge el dolor en carne viva del exilio y las muertes. En 1989 el presidente Carlos Menem firmó el indulto. Juan objetó la medida a través de una nota publicada en este diario: “Me están canjeando por los secuestradores de mis hijos y de otros miles de muchachos que ahora son mis hijos”, se quejó.
Del ambiente de la militancia en el PC, surgió el grupo El pan duro, integrado por Gelman, José Luis Mangieri, Héctor Negro y Juana Bignozzi, todos muy jóvenes y por entonces poetas desconocidos. Eran tiempos difíciles para publicar y peor aún cuando se trata de poesía, “esa Cenicienta de la literatura que apenas ocupa rinconcitos en los catálogos de las grandes editoriales”. Los miembros del grupo decidieron autofinanciar sus propias ediciones a través de un método: vendían bonos de diez pesos, que era lo que podía costar un ejemplar. Hacían recitales, fiestas populares en clubes como Vélez Sarsfield y a medida que reunían el dinero elegían por votación el orden de los libros a publicar. Así apareció Violín y otras cuestiones, su primer libro de poesía, publicado en 1956, prologado por Raúl González Tuñón, quien destacó que en ese poemario “palpita un lirismo rico y vivaz y un contenido social, pero social bien entendido, que no elude el lujo de la fantasía”. Entre otras virtudes, Tuñón ponderaba “la forma ágil, fresca, variada en tonos y matices”, de un poeta “nacional, porteño, muy nuestro”, que “recién comienza y ya está maduro”. Esa sorprendente madurez se expandió en Gotán (1962), que significa tango al revés; en Cólera Buey (1965) y en Los poemas de Sydney West (1969) con formas y ritmos que pescaban al vuelo las inflexiones del habla porteña, además de traducciones simuladas de poemas. Entonces ya se vislumbraba lo que pronto sería una certeza: que ninguno de los libros de Gelman se parecen entre sí. Que cada libro nuevo postulaba una ruptura radical con el anterior. Como si fuera y no fuera a la vez el mismo poeta.

Patricia Moda dijo...

¡ q hermoso todo lo q están poniendo! las poesías de Lien, las historias, los escritos...

Prometo ponerme bien al día con todo, lo prometo!

Regresé de mis mini-vacaciones, estoy durante estos días y el viernes me voy de nuevo al sur por una semana entera, allí segurísimo q no podré entrar.

Mimí dijo...

Tengo un oso verde
Que siempre se pierde
Yo le hago chas-chas
Y él se pierde más.

Oso que te pierdes
¿A dónde te vas?
A un país muy verde
Donde no hay chas-chas.

Juan Gelman. (poesía regalo para C. Polimeni, cuando era un bebé)

Mimí dijo...

Tengo mucho para decirles de todo lo que han aportado, pero ya es tarde.

Espero mañana, buenas noches...

Mimí dijo...

Tucu, me pareció fantástica la reseña de la vida de Juan Gelman de Silvina Friera.

Entre los poetas que nombra, conocí a Héctor Negro, su compañero del grupo El Pan Duro.

Héctor era, o es porque creo que vive (google me confirma que sí), mi compañero de trabajo.

Mi primer trabajo fue en un banco que ya no existe, el Banco Nacional de Desarrollo. Un día un señor más grande que yo -en 1979 era una adolescente- compañero también, y con el que hablábamos de poesía y lectura, me dijo que tenía alguien para presentarme. Me llevó a recorrer los viejos pasillos del edificio enorme que aún existe sobre la calle Alem, a 2 cuadras de Plaza de Mayo de Buenos Aires, y casi en secreto me condujo al encuentro de Héctor Negro. Yo casi muero al saber que ese poeta era trabajador bancario! Casi anónimo, porque en aquella época mandaban los asesinos, charlábamos a veces, mejor dicho yo lo escuchaba, porque entonces sólo podía callar. ¡Había tanto para aprender!

Hoy también hubiese quedado muda, con mis oídos abiertos, tratando de guardar el momento.

Patricia Moda dijo...

Me pareció muy interesante este artículo, Juan Gelman: el poeta del lenguaje sin fronteras

Patricia Moda dijo...

q impresionante lo q contás Mimí! yo no conozco a ese poeta, pero de solo q se conociese con Juan Gelman...

Patricia Moda dijo...

"en 1979 lo abandonó por estar en desacuerdo con el verticalismo militarista de la organización y con las negociaciones que su conducción había entablado en Francia con el miembro de la Junta Militar Almirante Emilio Massera, lo cual ocurría a la vez que la misma conducción enviaba militantes de vuelta a la Argentina en el marco de lo que denominaron contraofensiva. Gelman expuso sus argumentos en una carta dirigida a su amigo Rodolfo Puiggrós y en un artículo publicado en Le Monde en febrero de 1979. A raíz de ello, Montoneros acusó a Gelman de traición y lo condenó a muerte."

Encontré un artículo donde extrae parte de la extensa carta de Gelman a Puiggrós, interesante para leer.

Juan Gelman, carta a Rodolfo Puiggrós

y este otro artículo, también muy interesante, q trae la carta de ruptura con la cúpula Montonera, q firman Gelman y Galimberti.
Pero lo más interesante está al final q es un artículo q escribe Gelman en el 2001 en Página 12, titulado Ajá, denunciando el pacto de Firmenich y Massera.

Juan Gelman, el montonero q denunció el pacto entre Massera y Firmenich

Un hombre íntegro.

Patricia Moda dijo...

perdonen, es q me salió la veta histórica...

Zule dijo...

ME HA GUSTADO MUCHO ANDAR POR ESTE PUENTE... BESOS!

Patricia Moda dijo...

Besazos Zule, ¡q lindo verte por aquí!

Patricia Moda dijo...

Les aviso, q voy a estar haciendo pruebas de diseño del blog, porq no sé cual será la razón, q en mi celular no lo veo bien, mientras q veo perfecto Segunda Cita.

Supongo por el diseño de fondo, no lo sé, tampoco sé porq no me anda el zoom, mientras en Seg Cita me anda perfecto.

Quiero hacer estas pruebas, para ver si la semana q viene q no andaré por acá y solo tendré el celular, pueda de vez en cuando entrar aunq sea a mandar saludos.

Pero si en SC puedo hacer comentarios y todo, no sé porq acá no.

Patricia Moda dijo...

Ay, gustará, sino lo vuelvo a cambiar. Es q resalta bien, y lo leo bien en el celu.
Díganme, ¿quien está navegando desde Cuba? ¡q curiosidad!

Patricia Moda dijo...

metiendo comentario desde me celular, pa'hinchar nomás.

la Tucu dijo...

Mimí que impresionante tu historia....por estos días me vuelven cosas de esos años a mi también, las causas nos andan cercando !! las mías no son tan poéticas, pero tienen el mismo tinte de militancia, y vidas partidas. Ya voy a buscar algo de Hector Negro...
Pato me resulta raro verlo así , pero no me desagrada

Mimí dijo...

Sí! raro pero lindo.

Pato, no puedo leer hoy, espero sí mañana...

Qué sorpresa la visita de Zule!!! Gracias por pasar por esta casa.

Patricia Moda dijo...

Acabo de poner una nueva entrada, espero la disfruten mucho.