miércoles, 28 de marzo de 2018

Argentina sos, el regreso.

La feria de Mataderos.


19 de noviembre
Después de la desvelada nos hemos despertado algo tarde.
La casa en silencio nos dice que nuestros anfitriones también descansan.
Una leve inquietud me despabila, Lupita revisa algunos datos en su teléfono.
Platicamos un momento y llegamos a quedar en silencio mirando la pantalla del teléfono.
Escuchamos un pequeño y casi imperceptible ruido de la cocina, salgo y me encuentro con Mimí.
Tras los saludos le digo algo así como:
-Mi linda, ya que los argentinos han inventado todo ¿Tendrás una máquina del tiempo que nos prestes?
(La verdad no recuerdo si el diálogo fue así, pero ése era el sentido)
Mimí se me quedó viendo como si yo fuese un bicho raro y acabó por decirme que no tenía.
Así que le aclaré:
-Es que nos acabamos de dar cuenta que nuestro vuelo era ayer.
- ¡¿Cómo?!
-Sí, perdimos nuestro avión.
Yo le decía esto como quien menciona lo lindo de la mañana o lo verde de las hojas del árbol.
- ¿Cómo me decís algo así? ¡Tendrías que gritar, tirarte de los pelos, qué se yo!
Por supuesto que Mimí se lo comentó a Gus, mismo que también nos miró como a bichos raros.
Si bien era cierto que habíamos perdido el vuelo programado, nuestros boletos eran abiertos y teníamos opción de abordar el avión para este día.
Bueno, ya digerida la jalea nos preparamos para la última salida.
Nos despedimos de Marco, el que por cierto toca maravillosamente el bandoneón, y salimos a la feria de mataderos.




Se trata de una feria gastronómica-artesanal donde puedes encontrar muchos y muy variados artículos.
La parte gastronómica muy bien, probé el famoso choripán. No me encantó, pero me comí dos.
Luego me explicaron que el choripán había que comerlo en los encuentros de futbol.
Ya será a la siguiente.
La parte artesanal de la feria también estuvo muy bien, artículos de buena factura y precio, en particular andaba yo tras un cuchillo para asado y había de todo en el mercado.
Vimos un juego de cuchillo-tenedor muy bellos y muy caros, bueno, el trabajo lo valía, pero nos quedaba fuera de presupuesto.
Después de unas vueltas encontré lo que buscaba, un juego hecho a mano con bonitos terminados y precio accesible, así que sí, ya tengo mis cubiertos para asado.



La feria también cuenta con su parte cultural, en un entarimado había un muy buen grupo musical, en la explanada mucha gente bailaba aquellas canciones. Me emocionó mucho ver gente joven, incluso niños participando de aquel baile.



Fue ahí que tomé las últimas y únicas fotos de ese día.






Regresamos a casa de Mimí y Gus, había que preparar el regreso. Todo nuestro equipaje estaba listo, la preparación era más bien emocional.
Por las características de los boletos de avión, había que esperar a ver si podíamos abordar el vuelo.
Es decir, teníamos que esperar casi hasta el último momento para saber si regresábamos a casa o tendríamos que esperar al siguiente vuelo, yo no quería molestar más a nuestros amigos que ya bastante habían hecho al llevarnos al aeropuerto. Al final se impusieron y nos esperaron todo el rato.
En sus miradas, sobre todo la de Mimí e adivinaba el intrínseco deseo que no tomásemos el vuelo.
El personal de tierra nos asignó nuestros lugares y documentaron nuestro equipaje, en un rato más estaríamos rumbo a casa.
Yo me quise portar valiente y no transparentar las lágrimas que ya se me escapaban, creo que medio lo logré, pero Mimí no pudo evitar mostrar de nuevo sus ojitos Remi.
Me desbarató.
Nos despedimos de nuestros amigos, últimas despedidas de tan querido lugar, la noche avanza y el vuelo está por partir.
Ya en nuestros asientos miro como puedo el suelo de estos pagos, el primer tramo del vuelo es hacia Rosario, no puedo dejar de pensar si el avión cuenta con mechero de alcohol sólido y cerillos de madera para evitar ser infraccionado.
La tarde en vuelo es larga y hermosa, la noche nos alcanza y viajamos con ella.
En alguna hora de la madrugada llegamos a México, los días pasados son recuerdos y añoranzas. 
Gracias a todos los que nos han abierto el corazón, no hay forma de agradecer tanto.
Gracias también a los amables lectores que se han tomado la molestia de seguir nuestros pasos. Este relato llegó a su fin.
La casa nos espera.

martes, 27 de marzo de 2018

Argentina sos





18 de noviembre.
Leandro le ha obsequiado a Lupita un libro que estuvimos buscando mucho, lo consiguió por internet y nos dio la dirección para pasar por él.
Nunca podremos acabar de agradecer a Gabita y Leandro las muchas atenciones, el tiempo y el cariño que nos han profesado. Espero de todo corazón verles de nuevo muy pronto.
Tomamos el subte para ir a la Plaza de mayo, nos hemos quedado de ver con nuestra amiga Rosa que nos va a guiar por un muy interesante recorrido.




Al salir a la plaza nos encontramos con la reunión lésbico-gay de Argentina, hay muchos participantes y asistentes, mucha información, música y puestos de artesanías.




Nos encontramos con nuestra amiga Rosa y emprendimos la caminata.
Nos llevó al Paseo de la Historieta, son murales y figuras de fibra de vidrio que recrean los personajes más icónicos de la historieta argentina.



Son muchas y muy variadas las figuras expuestas, bien logradas y de buen tamaño.




















Por desgracia algunas personas no entienden el alcance de una exposición de este tamaño y han bandalizado y dañado algunas de estas figuras y murales, incluso una de ellas es invadida por un puesto de mercado.
Aun así, la muestra es magnífica, el recorrido rinde homenaje a autores y personajes que, en muchos casos, son conocidos y reconocidos a nivel mundial.
Es el turno de despedirnos de nuestra querida amiga Rosa, anfitriona y amiga. Mil gracias por todas las historias, mil gracias por mantener la memoria.
Pasamos por nuestras cosas al departamento de Leandro, ahora nos vamos a la estación del tren donde nos encontraremos con Patricia.
Tal como estaba previsto, los tres tomamos el tren a Ituzaingó, en una de las estaciones intermedias nos encontramos con nuestra querida Alida.
Llegamos a nuestra estación de destino, como siempre no pudo faltar una cierta y muy divertida confusión en torno a hacia qué lado avanzar, bueno, después de algunos pocos minutos nos fuimos rumbo al lugar donde Marco pasaría por nosotros.




Al llegar a la casa ya Gus tenía puesto el fuego y avanzado el asado del que daríamos cuenta poco más adelante.
Por cierto, al bajar las maletas del porta equipaje vi una pequeña bolsa de plástico que me llamó la atención, se trata de un paquete que contiene los elementos necesarios para cumplir las rudas especificaciones del reglamento de tránsito cordoóobes, mechero, cerillos de madera y demás chunches enlistados.
Gus no exageraba con el exagerado reglamento aquel.



Al fin el abrazo con el gran Sergio.

Al fin rompimos la virtualidad con uno de los más queridos amigos de tantos años, al fin pudimos abrazar y saludar a nuestro enorme Sergio.


Amistad.




Larita.



Noche tranquila y despejada, cálida, de plática y amistad.
De pronto llegó Mimí con cara de travesura “¡Vení, vení!” me dijo. Salimos al jardín.
“¡Mirá allá!” me dijo señalando el cielo nocturno.
Yo no sé qué brillaba más, su mirada, su sonrisa o su amistad.
Justo donde su mano alcanzaba el cielo la Cruz del Sur nos saludaba.
Uno de mis más grandes sueños, uno de mis deseos más fervientes era justo ese, tener aquella constelación en la mirada.
No tengo como agradecer este regalo que Mimí me ha dado con aquella tremenda sonrisa.
Los amigos se han ido retirando, la reunión llega a su fin.
Mañana emprenderemos el regreso a casa.





lunes, 26 de marzo de 2018

Argentina sos

Buen consejo.


16 de noviembre.
Muy temprano Gabita nos llevó a la terminal de… bueno, acá en México diríamos de autobuses, allá le dicen micros.
Son camiones de dos pisos (sí, ya se, acá les decimos camiones) tremendamente cómodos.
Salvo la parte donde esperamos para abordar todo fue muy bueno, lo menciono porque en la estación no hay información a la vista de las salidas, y en los altoparlantes te piden poner atención pues tu micro está en algún andén listo para abordar, no te dicen cuál es la plataforma y estás todo el rato mirando para no dejar escapar el bicho ese.
Bueno, el viaje muy cómodo y bueno.
Llegamos a Buenos Aires con bastante apetito, dejamos nuestras cosas en el departamento de Leandro y salimos al ya conocido restaurant Pizza San Carlos.
Para la tarde-noche nos encontramos con Leandro y Rosa, fuimos a un restaurant ruidoso, de cuyo nombre no logro acordarme.
Ya desde Rosario nuestra amiga Gabita nos había comentado la posibilidad de ir a Colonia del Sacramento en Uruguay. Hay un servicio de cabotaje entre ambos países y es rápido ir de un lugar a otro.
Así que a Buenos Aires llegamos con el boleto para visitar Uruguay.







17 de noviembre.
Seguimos las indicaciones de Leandro y tomamos el subte a la Plaza de Mayo, de ahí caminamos hasta el muelle donde salen los barcos para el Uruguay.


Camino al puerto.

Ahí mismo hicimos el trámite migratorio y esperamos nuestra salida.
No sé qué fue lo que pasó, pero nuestro barco llegó a puerto algo tarde y salimos retrasados rumbo a Colonia.
Llegamos a aquel lugar.
Todo fue magia.


Calle Ituzaigo en Colonia.

Colonia del Sacramento fue fundada hacia 1678, para entonces los europeos se repartían el mundo, uno de los instrumentos legales utilizados entonces fue el Tratado de Tordesillas que pretendía poner fin a la disputa entre portugueses y españoles por la tenencia de estas tierras.
Colonia había sido asignada a España, pero las malas mediciones y las peores interpretaciones dieron pie a una serie de conquistas, reconquistas, devoluciones e involuciones en el lugar.
Colonia fue fundada por portugueses, pero en territorio asignado a españoles, así que unos retomaban y otros se quejaban, las coronas de ambos países se amenazaban y movían sus tropas para adueñarse del lugar mientras las cortes y poderes alternos trataban de poner paz y sacar la mejor tajada.
Todo ante la mirada de los Charrúas, dueños originales de aquellos parajes.
El resultado fue que las calles y casas fueron construidos según quien era el que establecía su poder, así tenemos calles españolas y calles portuguesas, perfectamente diferenciadas unas de otras, pero todas haciendo esquina.


Calle potuguesa.



Calle española.

Por desgracia el lugar pasó por un período de abandono e indolencia, se convirtió en el lugar que nadie quería visitar por inseguro e insalubre, incluso su histórica muralla fue derruida pues según algún gobernante en turno para dar paso a la modernidad había que destruir lo antiguo.
Por supuesto es una idea torpe y chata, pero por desgracia muy popular, no solo entonces. Actualmente tenemos muchos ejemplos de este mismo comportamiento falto de tacto y visión, en México son destruidos edificios antiguos para construir modernas tiendas de franquicia, estatuas absurdas o teleféricos inservibles, en Argentina son borrados nombres “incómodos” y retiradas las baldosas donde están pintados los símbolos de las Madres de Plaza de mayo.
Seguimos en Colonia.
Afortunadamente algunas personas con muchas más luces reconstruyeron la muralla y el lugar entero.


Puerta de la muralla (reconstruida)



Encontramos una placa conmemorativa, de acuerdo con la información, José Artigas habría iniciado su lucha justo en este lugar.



En 1995 fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.
La Basílica del Sagrado Sacramento es la edificación más alta del lugar junto al faro del puerto.


Basílica.



Interior de la Basílica.




En las calles de este hermoso lugar se puede uno encontrar muchas cosas muy extrañas.


Auto-macetero.




Auto-restaurante.





Esqueleto de ballena.

Colonia nos obsequió un atardecer hermoso.


Atardecer en la ventana.










El regreso fue un tanto caótico, el viento sur llegó con fuerza (surestada le dicen), el barco anterior al nuestro quedó atrapado en la dársena, no podía salir por el viento y el oleaje y nuestro barco no podía atracar, total, en vez de estar de regreso en Buenos Aires a las siete u ocho de la noche, llegamos a las once, y con mucho frio.
Aun con todo y frio, Colonia es un lugar muy disfrutable, hermoso y tranquilo.




jueves, 22 de marzo de 2018

Argentina sos





Continúo.
15 de noviembre.
Muy temprano desayunamos unas empanadas argentinas que nos habían quedado del día anterior, eso más un café y jugo de naranja.
Un desayuno normal.
Salimos del departamento de Gabita a dar la vuelta por el lugar, pero muy pronto el tremendo calor nos derrotó en toda la línea.
Tremendo calor, es notable cómo están acostumbrados los rosarinos.
Sin más remedio nos refugiamos de nuevo en el departamento, no fue mucho lo que pudimos ver.
A la tarde llegó Gabita, se dio cabal cuenta de nuestro desayuno nos dedicó una mirada de mucha extrañeza y nos dijo:
“Gente rara estos mexicanos”.
Poco después se desató una ventisca asombrosa, fuerte viento corría por las calles rosarinas, demasiado fuerte para nuestros parámetros, incluso para los locales.
Salí a dar la vuelta con aquel viento, quería experimentarlo y también quería visitar una tienda de instrumentos musicales.


Tienda de instrumentos musicales en Rosario.

En la tienda vi muchas y muy variadas guitarras, hermosas y seguro con un sonido muy logrado.
Pero yo estaba en busca de instrumentos de viento. No vi ninguno.
Regresé al departamento, ya el viento había amainado, así que salimos, acompañados de Gabita, a dar la vuelta por algunas calles peatonales.











La hermosa arquitectura Rosarina.

Pasamos a una tienda de discos donde compramos -entre otros discos- unos de Les Luthiers.
Luego pasamos a las librerías, hay muchas y muy bien surtidas.
En una de ellas Gabita me obsequió un libro de Fontanarrosa. Sus dibujos únicos en estilo y narrativa, sus historias, la forma en que te convierte en cómplice de la trama, El Negro era un genio.
En otra librería un título me llama la atención, se trata de “El Eternauta” de Héctor G. Oestrheld y Francisco Solano López.


Héctor G. Oesterheld.

Se trata de una historieta de ciencia ficción serializada, fue publicada originalmente de 1957 a 1959.
En la trama, una extraña nevada cae sobre Buenos Aires, esta extraña nevada es consecuencia de la llegada de alienígenas y acaba con la vida de la mayoría de los habitantes.
Los sobrevivientes se organizan y luchan contra la invasión extraterrestre.



Hasta ahí la novela gráfica.
Héctor G. Oesterheld siempre mantuvo una mirada crítica en torno al capitalismo y al colonialismo, hizo una biografía de Ernesto Che Guevara y junto a Francisco Solano editó “El Eternauta II”, esta última desde la clandestinidad.
Tanto la biografía del Che como la temática de los Eternautas molestaron a la junta militar argentina, que reaccionó como se podía esperar de gente sin escrúpulo alguno.
Héctor fue secuestrado y desaparecido en abril de 1977, antes la junta militar había ya detenido y ejecutado a sus cuatro hijas y a tres de sus yernos.
Poco se sabe de los últimos días de Héctor, los militares no celebraban juicios ni guardaron documentos al respecto, quedan algunos relatos de sobrevivientes de aquellas tristes jornadas.

“Uno de los recuerdos más inolvidables que conservo de Héctor se refiere a la Nochebuena del '77. Los guardianes nos dieron permiso para sacarnos las capuchas y para fumar un cigarrillo. Y nos permitieron hablar entre nosotros cinco minutos. Entonces Héctor dijo que por ser el más viejo de todos los presos, quería saludar uno por uno a todos los presos que estábamos allí. Nunca olvidaré aquel último apretón de manos. Héctor Oesterheld tenía sesenta años cuando sucedieron estos hechos. Su estado físico era muy, muy penoso".
Eduardo Arias. “Nunca más”

Francisco Solano pudo exiliarse en España y salvar la vida.


Francisco Solano López.

Seguimos con nuestro paseo por las calles rosarinas, ya la tarde nos ha alcanzado y tras mucho caminar llegamos primero a una enorme nevería, los helados son artesanales y la cantidad de sabores a elegir asombrosa.
Ya para la tarde noche nos instalamos en un restaurant, la noche anuncia tormenta, desde donde estamos vemos enormes rayos que parten el cielo nocturno y nublado de Rosario.
Tremenda tormenta.
Regresamos al departamento a preparar nuestras cosas, mañana salimos rumbo a Buenos Aires.